Este es un pequeño trabajo practico que le hice a una amiga para su facultad...La muy vaga no quería escribir y yo me digne a hacerselo pero lo disfrute.
Lo intitule
Escéptisismo ¿Error humano?
De repente me vi corriendo en aquel hospital, sinrumbo y
sentido, tampoco motivo. Simplemente corría hacía la puerta, y por arriba de
ella veía que el cartel de ‘’exit’’ en verde opaco cada vez se acercaba más y
más. Llegando al punto de extender su luz y cegar mis ojos.
PAM. Alejandra cae de su cama. Otra vez aquel extraño sueño se
interrumpía por el ladrido de Astro, su molesto pero adorable Caniche de color
blanco y con manchas marrones.
Luego de mirar el reloj por segunda vez; ya que la primera vez
no creyo que era esa hora; corroboró que sean las 6:07 A.M. Alejandra se
levanto casi a ciegas de su cama y se dirigió sin siquiera prender las luces,
hacía la cocina. Tomo la comida de Astro y la puso en su pote, en cuál ya
estaba lleno hasta el tope. Astro simplemente quería cariño.
10:03 A.M. Alejandra vuelve a levantarse de la cama, no de
dormir, esta vez solo de estar acostada y mirar el techo mientras acariciaba a
Astro.
El teléfono que estaba ubicado en la otra punta de la habitación
(Siempre que sonaba interrumpía algo y Guillermo, el esposo de Alejandra,
parecía no tener ganas de mover aquel aparador más cerca de sus camas) sonó.
Era Guillermo con malas noticias.
Guillermo: Llegaré tarde, así que tendrás que tomar el Avión tu
sola.
Alejandra: Pero Guille, me prometiste que.- (Interrumpe
Guillermo).
Guillermo: Si lo sé mi amor, lo siento si? No puedo hacer otra
cosa. Me tienen atado al laburo hoy. Toma el avión con los chicos vos. Y
llevalo a Astro, acordate que Mamá se pone de molesta cuando no lo llevamos. No
sé porque lo quiere tanto, es un simple animal.
Alejandra: Sabes que desde que murió papá (Se refería a su
suegro como padre) se siente más que sola. No se lo dejo porque yo también lo
quiero a Astro, pero le hace bien verlo debes en cuando.
Guillermo: A veces pienso que le da más pelota al perro que a
nosotros, pero si decís. Te amo, tengo que irme…a y perdón.
Alejandra: Yo también, Adiós.
Ese día Alejandra empaco tan rápido que el tiempo apenas corrió
en su mente. Baño y cambio a sus 2 hijos menores y espero justo afuera de su
casa, al lado del remis, a su hija que siempre tardaba en plancharse su largo
pelo.
El remisero tomo una cuadra de piedra, por lo que estaban
llegando 10 minutos tarde al aeropuerto. Eso no impedía que viajasen,
simplemente Alejandra era extrapuntual…Lo que quiero decir es que siempre
llegaba más que antes.
Al llegar, el hombre ni mosqueo en ayudarles con el equipaje. Un
hombre de maletas rosadas que pasaba, con grandes lentes, se compadeció y ayudo
a la familia con las maletas. Resulta que el hombre viajaba en el mismo avión
que ellos.
Duras eran las sillas dónde ese día se sentaron, el aeropuerto
estaba lleno, pero la casualidad es que la mayoría de las personas se dirigían
hacia Buenos Aires. No era normal que tanta gente viajase hacía allá, era un
pueblo tranquilo ¿Por qué agitarse con la tan peligrosa Ciudad de Buenos
Aires?.
Anunciaban vuelo tras vuelo, pero el suyo parecía estar al final
de una larga fila de gente por viajar.
Alejandra empezaba a tener nervios y ansiedad. Mientras que sus
2 hijos menores dormían acurrucados en unas sillas y unas señoras los veían con
ternura. Y su hija mayor, coqueteaba en secreto con un chico que cruzo por ahí.
Alejandra se acerco al gran y largo aparador del aeropuerto para
consultar la hora del vuelo y obtener una rápida respuesta: que duro 10 minutos
ya que la encargada estaba ausente.
El vuelo se atraso media hora, le respondieron. Pero de esa
media hora ya habían pasado 20 minutos, por lo que esos últimos 10 eran más que
interminables para la familia que iba a Buenos Aires a ver a su abuela junto
con su perro Astro…Un segundo, y Astro?
Esa fue la pregunta que se hizo Joaquín, el hijo de 4 años.
Astro dónde estás? Reitero Marco de 5.
Oye, si, es verdad y Astro?. Esa era Gissele, su hija de 17.
Quien? Responde Alejandra, atónita por la noticia de la mujer
del mostrador.
Astro? Quien es as…Dónde está mi perro?.
¡Nuestro perro! Responde Joaquín. Es el perro de la familia
mamá.
Si lo siento hijo, lo siento. Responde Alejandra mientras se arrodillaba
para buscar aquel pequeño perro que siempre se escabullía en rincones que
encontraba.
Buscaron y buscaron pero Astro no aparecía por ningún lado.
Yo no me voy sin Astro; Dijo Joaquín.
Ni yo; Marco.
Yo menos; Sospecho que Gissele les siguió la corriente por el
interés que le agarro al chico del aeropuerto, no quería irse de Salta.
Alejandra tiró una mirada de empatía mezclada con lastima.
No nos iremos de Salta. Respondió muy segura de si misma.
El perro había quedado en su casa, encerrado pero a Salvo. Y la
familia aún más ¿Por qué? ¿Recuerdan aquel señor de maletas Rosadas? No era lo
que parecía...no señor, aquella persona era una muy mala. Intentó cosas en el
avión, no sé si es correcto contarlas pero mucha gente resulto herida y hasta
salió en televisión…Relataba Alejandra de 30 años, salteña y con una vida por
delante a su clase. Se convirtió en maestra 3 años después de aquel extraño
suceso que les termino por salvar la vida; ese día el perro estaba muy
inquieto, mordía los tobillos de los niños y se interpuso en el camino de ellos
cuando quisieron salir. Pero como los humanos son tan escépticos, lo ignoraron.
Tal vez estaba escrito que Guillermo llegase tarde
del trabajo y tal vez estaba escrito que la familia no pudiese viajar en ese
Avión…La semana siguiente, la madre de Guillermo vino a visitarlos a Salta y
pasaron un lindo fin de semana en familia.
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